De manera general, aunque el origen de las prácticas de las plantas medicinales conlleven a la tradición cultural, a nivel mundial, estos son considerados para su consumo en productos farmacológicos. Debido a su efectividad, accesibilidad y costos económicos, la relevancia de su consumo para la salud y su conocimiento cultural, expande no solo el enriquecimiento del saber del especialista, sino la del mismo paciente.